No estaba previsto que escribiera yo este mes, pero las circunstancias obligan. Así que me veo hoy lunes a falta de dos días para «publicar» y sin padrino de #GeriatriaCultural este mes. Y lo primero que se me viene a la cabeza es una película de la que tengo ganas hablar hace tiempo: Mi padre y que este mes viene que ni al pelo.

Trata de un hijo yuppie (palabra muy de moda en esa época, y ahora quién la usa), que como todos los hijos no tiene tiempo para sus padres. Pero un día tiene que volver a casa para ayudar a su padre cuando la madre ingresa en el hospital. Pero todo se complica cuando al poco tiempo detectan a su padre un cáncer urológico y le tienen que ingresar para operarle.

Aunque sólo la he visto una vez durante mi época del instituto, y si no recuerdo mal un domingo por la tarde, con eso digo el nivel de la película, aún recuerdo un detalle. Y es un par de escenas en las que el prota, Tedd Danson, al entrar con su madre ya recuperada en la habitación del padre, ve a este ido, inquieto y chillando asustado. Esto, que médicamente se llama síndrome confusional o delirium, y que luego he vivido como profesional cientos de veces, y también una vez a nivel personal (Y tú, ¿por qué te dedicas a esto?), me marcó a fuego. Pero recuerdo sobre todo el susto del hijo y su rechazo cuando vuelve a entrar al día siguiente y le ve sujeto de manos (Las sujeciones y como evitarlas), y como se va de alta siendo una persona sin poderse mover ni comprender, al contrario de la persona que era antes del ingreso (Contra la “discapacidad iatrogénica nosocomial”: levántate, vístete, muévete ).

Del resto de la película, la verdad, es que no me acuerdo. Es más, no puedo afirmar que lo que haya contado sea así, salvo lo de la agitación-delirium-síndrome confusional.

Pero como decía al principio está película tenía que contarse este mes, porque en un par de secuencias están reflejados más o menos todos los post de este mes como podéis comprobar.