A raíz de la #preguntamaliciosa de la semana pasada, nos hemos planteado repasar el tema del testamento vital o directrices vitales avanzadas y de su impacto.
Y sobretodo PORQUE TENEMOS QUE PREGUNTAR POR ELLAS, y no lo digo yo sólo.
El testamento vital, documento vital, directrices avanzadas, instrucciones previas… son para mi lo mismo. Por qué tiene tantos nombres, creando confusión, es una buena pregunta, Oero no es el único término que no tenemos claro. A mi me gusta el término testamento vital. Quizás por ser como lo conocí por primera vez.
Pero en qué consisten. En que uno de forma anticipada y razonada deja por escrito lo que los sanitarios quiere que le hagamos en determinados casos, generalmente en casos de gravedad o de cercanía al final de la vida. Todo ello en caso de no poder comunicarse o expresarse. Para ello nombras un representante que «defienda tus ideas o valores».
Cómo se hacen. Aquí en España depende de cada comunidad autónoma. Así que hay dos opciones, ve a la web de tu comunidad o ciudad a buscar cómo se hacen, o ve a la página de DMD donde están todos las normas autonómicas.
Cuál es el problema. A mi parecer, es que cuando llega el momento de la verdad en una situación realmente aguda (y el ejemplo lo ponía la semana pasada en la #preguntamaliciosa con la parada cardiorrespiratoria), creo que ni el equipo sanitario ni la familia-representante están preparados para pensar. Los sanitarios actuamos como autómatas. Hasta yo mismo que no me considero muy urgenciólogo en estas situaciones me transformo. Y por tanto actuamos, no pensamos. Sólo hacemos tres, cuatro preguntas que tenemos marcadas a fuego: si tiene alergia, las enfermedades graves , la medicación que toma, y luego al tajo. Así que si no lo preguntamos, no sabemos, y si no sabemos cómo podemos reflexionar. Y la familia o el representante muchas veces está en off, como es lógico, así que no les pidamos otra cosa.
Sanitario ante una urgencia vital (el «malo» es la enfermedad aguda, no penséis mal).
La prueba podéis verla en esta encuesta de twitter, que con sus limitaciones es muy ilustrativa de lo que hacemos
Es más casi contestan más la opción 3 no me toca. Cómo que no nos toca preguntar. Siempre deberíamos saber qué piensan y quieren las personas.
Otra complicación, es la que me he encontrado al intentar hacer mi propio testamento. Es la dificultad a la hora de formalizarlo legalmente. Los pasos que me piden son sencillos (pedir a tres testigos no familiares que compulsen su DNI o ir al notario por mi mismo con ellos), pero no encuentro el momento de hacerlo por mi mismo. Las tardes con críos son muy entretenidas con muchas actividades educativas, pero con poco tiempo para hacer trámites «burrocráticos».
Y una vez hecho el testamento vital de forma legal, viene lo más peliagudo, que como pregunto en el título, es ¿alguien pregunta por él?. La verdad, no voy a mentir, yo no lo hago con todos. Sí que suelo intentar hacerlo, si surge la ocasión, a los «jóvenes» (para mí menor de 75, soy geriatra no lo olvidéis) que tienen una enfermedad oncológica o neurodegenerativa terminal. Y en general son ellos o los familiares quienes lo dicen antes de nada. Quizás también sea porque sólo conozco una persona mayor de 80 años que lo tiene hecho, y así me lo hizo saber nada más conocernos. Y era por una enfermedad respiratoria muy avanzada.
Y luego está otro tema «burrocrático», que es conseguir ver en el sistema informático lo que se ha firmado. Para esto se necesita una clave que he pedido al menos tres o cuatro veces, y aún la estoy esperando.
Lo que sí me he encontrado es con mucha gente, o su familia, que a la hora de hablar de como están me cuentan, «ya estoy cansado de…», «cuando me pase… o esté…», «quiero que me…». Pero de esto hablaremos la próxima semana.
Pero también decía al principio que hay que preguntar por ellas y que no lo decía yo, entonces quién más lo dice. Pues nada más y nada menos que la sociedad estadounidense de cirugía conjuntamente con la de geriatría, como paso previo a una cirugía, y con eso se dice mucho sobre la importancia de esto. Porque nunca sabemos qué nos puede pasar.
Ya para terminar me gustaría poner un ejemplo de testamento vital que me gusta, y que en ocasiones en mi día a día le he recomendado leer, pero sobre todo, pensar. Es el testamento poético vital de Antonio Gala que tenéis aquí a continuación.
“Desde aquí solemnemente solicito que, cuando la vida (que es vértigo y creación y luz y dolor de parto por ser más) me retire su ávida confianza, no se me sostengan, ni un solo instante después, ni el pulso ni el vagido. Deseo vivir con la hermosa dignidad con que vivió este ser, que contemplo adentrarse desesperado por la muerte, sin que lo dejen libre nuestros perros de presa melosos y cobardes: el malentendido amor, la abnegación estúpida, la fraudulenta esperanza. Y deseo morir (nunca comprenderé ni toleraré el dolor inservible) con la hermosa dignidad con que tiene que morir un ser humano, que ha vivido su vida y va a vivir su muerte».
Actualización a 19.03.21 y seguimos similar a la hora de preguntar (guardando todas las distancias con el tipo de encuesta que hay que tener). Y sigo sin poder entrar en el sistema para poder ver los documentos oficialmente de forma fácil. Aún queda mucho por trabajar
Algunos comentarios sobre este tema en twitter:
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