Doctor (de) residencia

Un familiar me puso un mote, me llamó «doctor residencia». Es un mote que creo me gané a pulso. Pero ahora que no sólo trabajo en un servicio hospitalario, sino también en una residencia, llevo mejor. Es más lo llevo con orgullo.

Pero de dónde viene el mote de «doctor residencia». Pues de cuando hacía consultas de demencia al principio de mi experiencia laboral como adjunto. Y es que muchas veces en estas situaciones se plantea un tema difícil de plantear, como es el de cuándo ingresar en una residencia.

Tengo que reconocer, que a veces me pongo tan pesado, recomendando el ingreso residencial, que con un familiar me gané el famoso título de «doctor residencia». Hasta me llegó a preguntar si es que era el propietario o tenía algún beneficio. La verdad es que hasta este momento no soy propietario, ni creo que lo seré. Pero eso sí, ya he trabajado en varias, un par de ellas dependen directamente del hospital donde trabajo.

La duda de si ingresar en residencia sé que quizás lo planteo muy rápido, según mi jefa demasiado pronto. Pero creo que es importante que al menos una vez el familiar-cuidador oiga “ingresar en una residencia no significa que usted no lo quiera ni lo cuide. Ingresar en una residencia puede llegar a ser una forma de compartir y ayudar en el cuidado de su familiar”.

Yo siempre digo, que la mejor opción no existe, porque la opción de que la persona no tenga la enfermedad es imposible. Así que hay que escoger la opción menos mala. Y muchas veces aceptar por optar por un ingreso en residencia, es lo menos malo tanto para la persona como para los familiares.

Pero esto no es un problema sólo mío. Creo que muchos profesionales compartimos y, porque no decir, sentimos.

Por eso es no sólo importante, si no vital, que como profesional apoyemos y acompañemos a los familiares, o incluso a la persona misma, en esta decisión.

Y es que la dependencia provocada por la demencia, es una carga, y lo digo a conciencia, que sufren muchas familias, sobretodo por la ausencia de ayudas prometidas.

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Una buena ley que falla como una escopeta de feria

Pero de lo mucho que podría ser esta ley ya escribimos en su momento, porque creemos y repetimos que gastar en dependencia es una RESPONSABILIDAD.

Actualmente decir que uno apoya ingresar en una residencia, no está tan bien visto por un tema que va apareciendo de vez en cuando como es el del maltrato institucional, que últimamente ha salido a la luz de la forma más cruda posible.

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Pero no podemos olvidar que el tema del maltrato a las personas mayores es una cosa que no sólo sucede en las residencias. Con lo cual no intento justificar lo sucedido, sino que por desgracia es algo que  puede suceder en cualquier sitio donde uno viva, o donde esté. Por lo que uno tiene que estar atento siempre.

Pero en las residencias también se hacen buenas cosas. Hay muchas personas que luchan por ello. Hay grandes profesionales que se dejan la piel en su día a día, a pesar de todas las vicisitudes.

“Al final, por tres malos profesionales contra los que la residencia ya se ha personado pagamos todos”.

Hay muchos profesionales que defienden algo tan sencillo e importante como es que haya unas  revisiones de verdad, de calidad y en regla.

Es más el trabajo del personal de las residencias es tan importante, que a veces es desde la propia residencia donde se  detectan maltratos que han ocurrido fuera de ellas, como demuestra un gran estudio de Gómez Martínez. 

Y todo ello sin olvidar que los profesionales de las residencias son personas con una gran carga asistencial, bajo sueldo, y también vamos a decir infrarreconocidos no sólo por la sociedad, sino que también en nuestro propio ámbito profesional. Porque si ya pasa con enfermería,

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«Una razón que no es otra que las funestas condiciones laborales y profesionales que estos ofrecen a su personal»

qué decir de las auxiliares, fisoterapeutas, terapeutas ocupacionales, limpiadoras…  y también no obviemos de médicas. La prueba yo mismo, u otros compañeros. Soy mejor o peor profesional por trabajar en una residencia, en lugar de hacer guardias en el hospital como muchos otros. Sé que algunos así lo piensan.

Por eso es importante empezar a reconocer la labor del personal de residencia. Tanto económicamente, como profesionalmente. Económicamente no puedo hacer ni prometer mucho. Ni soy gerente o gestor en ningún lado, y aún menos político.

Pero profesionalmente sí que podemos hacer. Por ejemplo creando, participando o colaborando en formación. Desde hace un par de años las grandes residencias de la zona donde vivo, se han juntado para crear la asociación «Gent Gran Garraf» que junto con el consejo comarcal organiza jornadas periódicas para el personal de las residencias de la zona. Y ya van a por la tercera edición llenando.

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Unas jornadas muy interesantes para el personal de las residencias 

Otra opción interesante a seguir, es lo que parece se está empezando a gestar en Madrid. Es la llamada #mareaderesidencias, un movimiento que une tanto a los trabajadores como a los familiares, con un objetivo común, mejorar la situación de las personas que viven en una residencia.

 

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Un movimiento al que hay que estar atento #mareaderesidencias

 

Así que sí hay cosas por hacer para mejorar. Cada  uno puede poner su granito de arena.

Mi granito de hoy consiste en decir que estoy orgulloso de trabajar no sólo en un hospital, sino que también soy un «doctor DE residencia». O acaso es tan malo trabajar en una (y así engancho con la #preguntamaliciosa que toca por ser principio de mes).

Bibliografía

Gómez Martínez C et al. Factores relacionados con el maltrato no institucional en residencias de personas mayores. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2016 Nov – Dec;51(6):317-322. doi: 10.1016/j.regg.2016.01.004. Epub 2016 Apr 26.

Acerca de osmachope

Médico geriatra, y en los tiempos libres, que son pocos, un poco de todo. Trabajo en el servicio de geriatría del Consorci Sanitari Garraf https://gericsg.com