Este mes en el que hemos estado hablando de vacunas es un honor tener la colaboración de todo una experta, como es la dra María José Álvarez Pasquín, directora de vacunas.org , página oficial de la sociedad española de vacunología, y que os recomendamos seguir.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que Oscar, muy amablemente me ha invitado a colaborar con un post para los apuntes culturales del blog, pues “he venido para hablar de mi libro».
Soy médico de familia en un centro de salud (universitario, pues gozamos de la juventud gracias a la labor docente con estudiantes y residentes de medicina y enfermería) y estamos situados en el barrio de Prosperidad, con un equipo de profesionales (sometidos en ocasiones a más cambios de los que nos gustaría), pero con un estímulo incesante y una convivencia personal y profesional en todos los estamentos envidiable para compañeros de otros centros. Muy orgullosa de Santa Hortensia, nombre de nuestro centro y de la calle que lo aloja. Y de nuestro barrio, que ha defendido la Sanidad Pública a ultranza, cuando estaba seriamente amenazada y, que desafortunadamente no está totalmente a salvo. Un barrio en el que el turno de mañana se ve cuajado de ancian@s que pasean cogidos del brazo de acompañantes de color que rejuvenecen y alegran las calles; de personas que se lanzan con sus andadores a la compra y los bancos de las calles de los pequeños parques se hacen eco de los recuerdos inmensos de cuando esas calles se asfaltaban y construían.
“Mi” libro, que escribo bajo el pseudónimo María Pasquín, 33 desnudos en bata, es un conjunto de relatos surgidos unos (tres) de la realidad y los otros treinta de la imaginación con la suma de hechos que constituyen una ficción objetiva. Son escenas desde el propio centro de salud. Un motivo de consulta, esa verborrea médica o como lo explica el paciente que a veces despista más que ayuda, y luego todo eso que hay detrás. Una vida entera que se dirime en seis minutos de consulta. No solo se transmite la angustia del paciente, sino ese otro lado del médico, sus miedos, su incompetencia, las limitaciones.
Y muchas historias gente mayor, personas con una vida rica detrás, a veces mucha soledad, otras, sus problemas médicos, sus dolores. Comienzo con el reto personal del acompañamiento a mi padre hasta su fallecimiento y el dolor del suicidio anunciado de un querido paciente, que toma la decisión después de haber superado la adicción a drogas en homenaje a su lucha y a su familia que le acompañó. Se refleja el papel de enfermería en ese cuento llamado “El efecto tío Felipe”, en el que una enfermera silente cura a una anciana en su domicilio y que en todo ese proceso le narra su vida entera, como reflejo del papel callado de enfermería. O esa historia en la que un padre víctima del Alzheimer expresa su modo de percibir la realidad y la hija manifiesta impotente su dolor y desesperación ante esa situación. Hay también alguna historia policiaca, otras divertidas, y muchas con final feliz, como ese anciano que se casa con su cuidadora. Otros no dejan de ser sino reflexiones, tomas de posición, como la del Biombo o el takataka, impregnados de filosofía oriental. Y otros, con viajes de los que no pude desprenderme de su sabor, como este a la Argentina.
Seguro que es un libro muy mejorable, pero escrito desde el corazón y con una perspectiva diferente. ¡Con ganas de que les apetezca leerlo! Muchas gracias de darme esta oportunidad, gracias al “atrevimiento” de Oscar.
Dra. María José Álvarez Pasquín, directora Vacunas.org