Escribir sobre esta obra maestra, no es nada fácil. Es más este libro forma parte de la discusión que siempre tengo con mi pareja: cuál es el libro de «amor geriátrico» más bello, y para mí «gana» este por goleada.
No he leído otra obra en la que se transmita tan bien el amor, no sólo por vivir, sino hacia una mujer, y como el poder ser abrazado y el abrazar puede ser suficiente para transmitir ese amor.
Pero también está el amor hacia el nieto, Brunettino, que consigue transformar a una persona como nada lo había conseguido anteriormente, aunque según una compi esto es muy poco creible. Pero he visto que no, que no sólo es creíble, sino que actualmente ese amor transformador único lo veo día a día entre mi hija y su abuelo. Y este amor transformador es algo que sólo he encontrado en esta obra, y por eso merece el título personal del mejor libro amoroso «geriátrico».
Pues ya me he enganchado a la novela de la Sonrisa Etrusca, me encanta sobre todo el ambiente rural que evoca y añora todo el rato el abuelo, me recuerda mucho al mío y los comentarios que me hacía sobre la vida, los sigo oyendo en mi mente. Y esa manera de educar al nieto, la sabiduría de la experiencia.
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