Últimamente estoy menos tiempo por las redes y dedicando más tiempo a otras cosas, entre ello a leer comics o tebeos, como queráis llamarlos. Sí que podría quedar bien y decir que estoy leyendo alguno de los comics o novelas gráficas recomendados en este mismo blog sobre patografía o algunos recomendados por el gran grupo de medicina gráfica. Pero no, estoy leyendo «pijameros», que entretengan sin más, aunque incluso en estos se puede aprender algo de medicina.
No penséis que os voy a traer lo último de los comics, soy un novato en este mundillo, para ello están otros. Pero no he podido evitar pensar en un gran comic que justo acabo de leer, cuando he leído la recomendación recién salida del horno de la SEMI sobre la valoración integral y multidimensional del paciente anciano hospitalizado (VIMA), coordinado por un gran profesional como es @ivmaroto_nacho. Y es que nada más leerlo me vino la siguiente imagen (por cierto no dejéis de leer el tebeo, es buenísimo).
Y por qué esta imagen. Porque así me he sentido, como el Pedro Picapiedra de la serie de la tele, que no para de chillar porque le han echado de su propia casa.
Y es que en «los Picapiedra» cuentan la historia de “nuestra sociedad” a través de la prehistoria. Mientras que en el grupo de paciente pluripatológico y edad avanzada de la SEMI hacen al revés, “crean” un nuevo concepto olvidando toda la historia.
Y es que la VIMA es la valoración geriátrica de toda la vida. Y no es que lo diga yo, lo dicen ellos mismos viendo las referencias que usan.

Pero enfada que cambien el nombre. Imaginad, como dice una gran geriatra, que hubieran hablado de la importancia de la auscultación en el COVID, llamando al fonendo con otro nombre, es insensato. Cambiar de nombre hace que parezca no sólo que se crea algo nuevo, que es totalmente falso. Sino que también menosprecia el trabajo de muchos sanitarios, muchos de los cuales han sido y son internistas, que al igual que creo los profesionales de este grupo, han dado un paso adelante para mejorar la atención de los mayores hospitalizados.
Y es que el intento de mejorar la asistencia clínica de los mayores ya tiene una existencia larga, desde que en los años 40, la dra Marjorie Warren creó el germen de la “geriatría”, o hacia los 70 cuando el doctor Salgado Alba trajo esta forma de trabajar a España copiándolo y reconociendo a sus maestros. Sin olvidar a muchos de los médicos que están intentando extender la importancia de una buena atención clínica a las personas mayores, no sólo en Europa, EEUU e Hispanoamérica.
Y tienen razón en que la valoración geriátrica es importante y es buena, porque hay estudios de metaanálisis que demuestran los beneficios de esta valoración geriátrica, como bien describieron Rubenstein o Stuck, que ni siquiera son citados. Pero no sólo la valoración geriátrica es buena, sino que la forma de trabajar en geriatría que después «recomiendan» también lo es como bien han demostrado Fox et al, y los «no muy lejanos» drs Baztán, Suárez García, López Arrieta, entre otros.
Y por qué es tan importante esta valoración geriátrica, porque es la HERRAMIENTA TECNOLÓGICA más barata y de mejor resolución que disponemos con nuestros mayores. Sin embargo está infrautilizada, así que bienvenida las recomendaciones del grupo de cronicidad de la SEMI para que se use.
La valoración geriátrica es la herramienta tecnológica más barata y de mejor resolución existente en la hospitalización de las personas mayores
Tweet
Porque no dudamos en el caso de oír unos crepitantes el pedir una placa de tórax para saber si lo que oímos son por insuficiencia cardiaca o por neumonía. Ni tampoco dudamos en pedir un Tc craneal o escáner, para saber si la parálisis del cuerpo que vemos es por un infarto, un tumor o por un sangrado entre otras cosas. Pues lo mismo pasa con la valoración geriátrica, no debemos de dudar en usarla. Porque nos ayudará a saber cómo estaba esa persona antes de ingresar, siendo nuestra obligación, el intentar que la persona vuelva lo más parecido a su situación previa, produciendo que la hospitalización cause el menor daño posible.
Y cuál es el problema. Que como bien nos cuenta el dr Rodríguez-Molinero los médicos tenemos muy mal ojo clínico con los mayores, nos lo imaginamos mucho peor de lo que están, produciendo limitaciones a la hora de diagnosticar y tratar. Así que la valoración geriátrica evita hacer mala medicina con nuestros mayores. Porque al igual que con un sodio de 160 no dudamos en no dar un alta hospitalaria, pues con una buena valoración hace que conozcamos a la persona y evitemos dar un alta no adecuada, con lo que ello conlleva.
Así que bienvenido todo aquel a expresar las bondades de la valoración geriátrica, porque somos pocos los médicos especialistas en geriatría, es más ni siquiera estamos en todas las comunidades autónomas. Así que se expanda la forma de trabajar en geriatría no es bueno, es buenísimo para las personas mayores. Pero lo único llamadlo por su propio nombre VALORACIÓN GERIÁTRICA, así en mayúscula y negrita. Sino se pierde el respeto a los que han sido nuestros maestros, y a los maestros de nuestros maestros. Porque como un médico sabio dijo una vez, la obligación de un médico en formación, y todos lo somos, es buscar a sus maestros, a lo que yo añado RECONOCERLO Y AGRADECERLO.
Porque si no en lugar de «amar y respetar» a sus maestros, van a quedarse con la parte superficial de la profesión.
Bibliografía
Algunas de las aportaciones de ilustres geriatras a través de twitter han sido
Porque evitan usar la palabra geriatría y sus derivadas para no dar el reconocimiento merecido, desde hace mucho medicina interna (sus fuerzas ocultas no los compañeros de a pie) se empeña en buscar un lugar, una misión, y donde pueden bloquean el desarrollo de especialidades médicas, no pueden con aquellas que disponen de técnicas instrumentales p.ej. digestivo, cardiología, oncología, etc…basta revisar los especialistas en los hospitales comarcales normalmente neurología, endocrinología y otras no se contratan.
En el primer proceso andaluz del paciente pluripatológico usaban muchas referencias de publicaciones de geriatría, les escribí criticando el enfoque que daban p.ej. a. deterioro funcional y otras formas de abordaje que era como leer un libro de geriatría a trozos, y criticando que evitaran hablar de la VGI, una técnica tan eficiente como la que más, nadie me contestó En la segunda edición del proceso andaluz del paciente pluripatológico no hubo ni una referencia a publicaciones de geriatría, ni siquiera las del primer proceso, no había nada que empezara por geriat- , habían renunciado al conocimiento en favor del corporativismo.
Recuerdo ahora con cierta satisfacción aquellos años de MIR en los que alguno de los adjuntos de MI se reían de nosotros porque preguntábamos por la familia del paciente, o hacíamos el MEC, cuando nos “saltábamos” las evidencias para usar fármacos más favorables al anciano frágil, aquellas evidencias de ensayos clínicos sin pacientes geriátricos, aquellos delirium manejados sin hacer ni un solo TAC en la sala de trauma, aquel trabajo nunca reconocido de los MIR de geriatría en los servicios de traumatología del HU Virgen Macarena, salvando vidas literalmente.
Lo peor sin embargo, desde el punto de vista ético, es que supone ocultar conocimiento válido, evidencias, que va en contra del paciente, lo he escrito, hace ya mucho, en mi antiguo blog con la etiqueta pólvora: http://geriatrasal-sur.blogspot.com/search/label/POLVORA
Me gustaMe gusta