Quién de vosotros conduce. Es algo que es “normal”, forma parte de nuestra vida. Seguro que no sabéis cómo puede ser vuestra vida sin poder conducir. Y es que conducir es parte de la vida cotidiana de un adulto. Quizás el mayor símbolo de independencia.
Sin embargo, algo se rompe cuando comienza la demencia. Y es que con la demencia se altera tanto la concentración enfocada como el tiempo de reacción rápido, que tan necesarios son para conducir de manera segura.
Así que hoy os hablaré de cómo abordar este tema, con ayuda de algunas páginas anglosajonas que tratan este tema. Y es que en muchas ocasiones el dejar de conducir es lo primero que uno tiene que tratar cuando se diagnostica una demencia.
Inicia la conversación
Cuando a una persona se le diagnostica o se sospecha que tiene demencia el primer paso es saber cómo empezar a hablar sobre el tema de dejar de conducir.
Está claro que no va a ser fácil empezar. Cómo dices a una persona querida que ya “no sirve” para hacer algo que ha estado haciendo en muchas ocasiones durante varias décadas. Y sobre todo cuando esa persona lo más seguro que ni se da cuenta que no es capaz de ello. Además como decía al principio lo más seguro es que sea la primera conversación de muchas.
Lo primero es algo tan fácil de decir, como difícil de hacer, estate atento a como se recibe tu mensaje, demuestra apoyo y empatía. Lo más seguro es que lo niegue o abiertamente rechace la propuesta. Ante esto inténtalo diciendo que es una cuestión de seguridad y que hay otras alternativas, de las que hablaré más adelante.
Otra opción es intentar la opción «autoritaria» externa. Intenta pedir a alguien a la que la persona tenga gran respeto o a una figura de autoridad (como su enfermera o médica) que te ayude con la propuesta. Es más en algunos países se da mucha importancia a la vía sanitaria. Por ejemplo en Inglaterra hay una una guía médica específica. En ésta se recomienda que en las valoraciones médicas se valore la importancia que da la persona con demencia a la conducción. Y aunque la persona se muestre segura sobre su conducción, el clínico debe comenzar el proceso para preparar el fin de la conducción. Y cuando llegue el momento de dejar de conducir así se debe indicar, incluso dejándolo por escrito en la historia clínica y para la persona. Yo más de una vez lo he hecho. No sé los resultados de mi acto porque no lo he analizado. Pero sí que en un grupo de Vic vieron que el 70% de la gente a la que se recomendó NO conducir, al año lo habían hecho, aunque muchos de ellos no lo aceptaban.
Otra cosa interesante que sucede en Inglaterra, es que no sólo da responsabilidad al sanitario, que debe informar a la DGT de allí, o DVLA, sino que también a la propia persona. Y es que está obligada informar a la DVLA, si tienes una demencia. Y si no lo haces te multan con 1000 libras.
En EEUU, la American Academy of Neurology, aconseja que alguien por debajo de un MMSE de 24, se debe considerar en riesgo de ser un mal conductor, como también si ha habido un aumento el número de accidentes o de multas.
Aquí, aunque claramente el reglamento de tráfico, el último de 2015, prohíbe conducir con deterioro cognitivo o demencia, muchas veces en consultas nos encontramos con gente a la que diagnosticamos este síndrome y no estaría mal que existiera un sistema para informar de ello. Que yo conozca no existe ningún protocolo para informar a la DGT sobre el diagnóstico de demencia, como os comenté en una entrada anterior sobre la importancia de conducir en las personas mayores.

Cuándo dejar de conducir
En la entrada anterior os comentamos de algunas formas de ver cuando es el momento de dejar de conducir. Al igual que no está claro con la edad por si sola, tampoco lo es con el deterioro cognitivo o demencia. Pero siempre será antes que la misma persona lo haga, ya que no se suele reconocer las limitaciones propias. Por ello hay que vigilar cuando la conducción empieza a ser insegura. Para ello podemos tener los siguientes signos de inseguridad al volante para empezar a plantear dejar de conducir:
- ¿Ha notado cambios en la conducción?. Es más difícil que se mantenga en el carril.
- ¿Se distrae si conduce con música, con la radio encendida o le hablan?
- ¿Reacciona inadecuadamente ante situaciones peligrosas o inesperadas?
- ¿Se pone más irritable cuando va conduciendo?
- ¿Duda a la hora de tomar las salidas de las autopistas?
- ¿Ha confundido en alguna ocasión el freno con el acelerador?
- ¿Tiene problemas para cambiar de marchas?
- ¿Se confunde con las señales de tráfico? Comienza a dar frenazos bruscos ante señales o semáforos
- ¿Tiene dificultades para realizar maniobras de giro, aparcar, etc?
- ¿Se ha equivocado de carril?
- ¿Se ha perdido o le has visto desorientado en lugares conocidos?. Una señal es que tarda más de lo habitual en hacer un trayecto habitual y no sabe explicarlo, que es una señal de poderse haber perdido.
- ¿Lleva una velocidad no apropiada? Excesivamente lenta.
- ¿Ha provocado algún desperfecto o ha tenido algún accidente?. Por ejemplo han empezado a aparecer ralladuras en el coche cuando estaba impoluto.
- ¿Han aumentado las multas de tráfico?
- Los pasajeros dejan de ser pasajeras para tener que participar activamente en la gestión de los aspectos operativos del viaje, por ejemplo señalando peligros o cambios en los semáforos. Para ello una recomendación que dan y que me ha parecido interesante, es que la persona con demencia vaya con un familiar al menos una vez al mes. Si el familiar se siente inseguro, quizás sea el momento para dejar de conducir.
En Estados Unidos ya están tan acostumbrados a este problema que la asociación estadounidense de terapia ocupacional cuenta con una base de datos de especialistas en conducción de todo el país, que puede evaluar cómo repercute la enfermedad en la capacidad de conducir, a la vez que puede ofrecer estrategias de conducción segura, o sugerir cuándo y cómo limitarlo o dejar de hacerlo.
Cómo facilitar la transición

Cuando la persona deje de conducir, organízate para disponer de un transporte alternativo, ya sea público (autobuses, trenes) o con conocidos, con miembros de la familia o amigos para llevarlo. Otra opción es contratar un servicio de transporte privado (taxis…). En Estados Unidos existe una agencia con información específica para personas mayores Area Agency on Aging o Eldercare Locator sobre esto. Otra opción para disminuir la necesidad de coche es comprar y que lleven las cosas directamente a la casa. Sin olvidar la posibilidad de viajar a través de viajes organizados.
En caso de tener que ir en coche, una recomendación es que la persona viaje en el asiento trasero con alguien que le entretenga.
Y también se puede contar los beneficios de no conducir como:
- Disminuir el estrés de conducir, y sobretodo el de aparcar.
- El ahorro de dinero del seguro, de la gasolina, de los impuestos, del aparcamiento…
- Preservar la seguridad de los otros.
Permanecer firme a medida que la enfermedad avanza
Finalmente, si la persona que tiene demencia insiste en conducir, siempre quedarán algunas medidas “más agresivas” como último último recurso:
- Controla el acceso a las llaves.Guarda las llaves fuera de la vista, o incluso haz un juego de llaves falsas.
- Desactiva el vehículo.Desconecta un cable de la batería para evitar que el motor arranque o pídele a un mecánico que instale un interruptor general que se deba activar para poder encender el auto.
- Vende el coche. «Muerto el perro, se acabó la rabia.»
Aunque sea con consentimiento, seguro que la persona sentirá la pérdida de su independencia. Sé paciente, pero firme. Y es que las consecuencias de conducir de manera insegura pueden ser devastadoras.
Bibliografía
https://www.mayoclinic.org/es-es/healthy-lifestyle/caregivers/in-depth/alzheimers/art-20044924
https://www.nia.nih.gov/health/mantener-persona-alzheimer-segura
https://www.alzinfo.org/articles/prevention/the-driving-and-car-key-dilemma-of-alzheimers-disease/
https://research.ncl.ac.uk/driving-and-dementia/consensusguidelinesforclinicians/Final%20Guideline.pdf
Update: Evaluation and management of driving risk in dementia: report of the Quality Standards Subcommittee of the American Academy of Neurology.
Bajo Peñas L, Romero Mas T, Espaulella Panicot J. Conducción y demencia: análisis de casos en una unidad de diagnóstico de trastornos cognitivos. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2016 May-Jun;51(3):150-3. doi: 10.1016/j.regg.2015.07.003.