Documento de deseos para morir como me da la gana.

Esta semana, como última semana de mes, tocaría hablar de #GeriatriaCultural, pero antes quisiera agradeceros el recibimiento a la #preguntamaliciosa sobre la barandilla al final de vida de la primera semana de mes. Me alegro que os haya hecho pensar, que en eso consiste este blog.

Pero no sólo ha habido un buen recibimiento, sino que también recibí respuestas y propuestas que me han emocionado, entre ellas la siguiente:

Así que tras proponer su colaboración a Irene García, alter ego de @Cal_Moures, me gustaría que disfrutarais con su documento de deseos anticipados. Y por una vez romperemos la norma, y #GeriatriaCultural será la próxima semana. Esta entrada se lo merece.

Documento de deseos para morir como me da la gana.

No sé si ustedes han pasado por la misma situación que yo, pero en un intento de
tenerlo todo bajo control, incluso antes de estar embarazada, empecé a leer y leer sobre como prepararme para traer a mi hija al mundo. Quería lo mejor para ella y para nosotros. Y eso incluía un plan de parto que al final no escribí pero verbalicé. Había múltiples opciones, parto en casa, parto natural sin epidural, con epidural, bañeras, hospitales, clínicas…


Sabía que si escogía tal clínica podría hacer A, B y C. Si escogía tal otra… B, C y D. Los
pros y contras de parir en casa. Y así, un sinfín de posibilidades para preparar el escenario más adecuado para nuestra tranquilidad y coherencia con nuestra idea del parto idílico, la mía y la de mi marido.
Aunque sabíamos que habría que improvisar en el último momento, como mínimo
teníamos una idea previa de lo que deseábamos para dar los pasos adecuados.
Que natural y bonito es nacer, nos planteamos, tanto que lo planeamos con ilusión.
Llegamos al mundo por azar. Lo celebramos.

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Que natural y bonito es nacer

Pero nacer conlleva morir un día. Pocas cosas son tan claras como que si nacemos, moriremos. Lo que pase del inicio al fin, es otro cantar.
Y como gestionaremos el fin de la vida tiene muchos matices: sociales, personales, culturales, creencias…

No espero que nadie dé botes de salto y se muera de ganas (chiste) de morirse. No
obstante: ¿os imagináis la escena que os he descrito antes, la que viví yo con el nacimiento de mi hija, pero en vez de preparar el nacimiento de otro, fuese para morir uno mismo?.
Documentos ya los hay para cuando no estemos (como el testamento) o para nuestras
voluntades a nivel médico (documento de voluntades anticipadas o el testamento vital). Y son importantes.

Pero no me refiero a ello. Me refiero a algo más poético, más personal, más humano, más
yo. Más como nací y menos como la idea que tenemos actual de morir. Un hipotético
documento que describa mis deseos para el final de mi vida.
Escuché una vez que morimos igual que vivimos. Opino que no es siempre así. Pero ¿y
si pudiera serlo?, ¿y si el día de mañana, en el final de nuestra vida, por si no podemos
expresarnos en ese momento, pudiéramos dejar por escrito los deseos que pueden pasar por banales pero forman parte de nosotros? O en el caso que pudiéramos hablar no tuviésemos miedo a expresarlo.

Ya que tengo el lujo de haber sido invitada a participar en este blog (un millón de gracias) a desarrollar esta idea esporádica que surgió a raíz de un tuit mío, me tomo la libertad de explicaros como sería mi documento de deseos anticipados (porque documento de deseos de morirme como me da la gana tendría demasiadas siglas).

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quién no puede saber qué es esto

Si yo, como persona que soy, y seré hasta el día que muera, que pide respeto, dignidad y
ser tratada como persona hasta mi último suspiro, incluso si el día de mañana parece que no soy yo ya la que estoy en mi cuerpo, o que aparentemente ya no estoy pero respiro, quiero que en la habitación que esté (sea hogar, residencia u hospital) suene música, quiero que suene Yann Tiersenn, quiero que suene My Way de Frank Sinatra, o mi playlist favorita de Spotify o de la plataforma futurística del momento.

Quiero que vengan mis familiares y amigos, todos los que quieran venir, incluso los más pequeños si les apetece venir a verme. Que se sientan libres de hablarme de aquellas cosas divertidas de mi persona, como cuando me da por contar chistes malos.

Quiero espacio a los lados de la cama (si puede ser un colchón grande para que se estiren, los que me quieren, a abrazarme y darme besos). Quiero que no tengan miedo a reír. Quiero que si me hacen dibujos se cuelguen en las paredes. Quiero luz, si puede
ser natural mejor que artificial.

Quiero que vengan a verme aquellos que me quieren, no quiero tener alrededor gente que venga por compromiso, o curiosidad. No quiero personas que hace años que no me llaman, o personas con las que me he peleado para mitigar su culpa. Quiero que los que vengan, los que me quieren, se sientan libres de: reír, gritar, cantar, hablar, dormir a mi lado, hacerme caricias, cosquillas, etc.

Quiero llevar perfume del caro, del que me cuesta comprar pero al final compro. Quiero ir bien peinada, y que no me dejen crecer pelos en la cara. Quiero ir vestida, cómoda, si no es con ropa, si con un pijama bonito, y ropa interior funcional pero bonita. No entiendo que el día del entierro te vistan de maravilla y mientras aun respiras te pongan los peores trapos.

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Esta es mi idea. Esto es lo que yo querría. Para mi esto me hace persona, me dignifica
hasta mi último aliento.

Igual que como el parto, la planificación es una, pero luego hay que improvisar. Pero, al
menos la idea está. Y si no se pudiesen cumplir los 10 deseos,  que al menos alguno se haga.
Para mí, esto es tan importante como decidir si quiero o no estar conectada en una
máquina, o si quiero una traqueotomía. Tan importante como dejar escrito a quien van mis pertenencias.

Porque esto soy yo, esto me define, esto me hace persona.

Y yo, y tú, somos personas hasta el día que nos morimos. Porque, señores, es algo que
haremos todo.
Yo, como muchos compañeros sanitarios, hemos vivido de cerca los últimos días de
muchas personas (como fisioterapeuta he compartido más el camino final hacía el morir que el propio morir), y me ha dado que pensar.

Si bien, en mi opinión, en las residencias y en los hospitales y clínicas se vive de forma poco normal, más bien artificial. Tratando a quien se está muriendo como paciente y no como persona. Pero también sucede en los hogares. En donde la tristeza nos impide pensar en quien y como se está muriendo nuestro familiar, y más en como nos sentimos nosotros, o como nos sentiremos una vez se vaya.

Quizás haciendo un documento previo, o si lo expresamos antes, para los que nos rodean ¿podríamos morir ‘mejor’ si cabe?.

Irene García Fontalba

Acerca de osmachope

Médico geriatra, y en los tiempos libres, que son pocos, un poco de todo. Trabajo en el servicio de geriatría del Consorci Sanitari Garraf https://gericsg.com

9 comentarios en “Documento de deseos para morir como me da la gana.

  1. Irene, me ha encantado leerte. Es algo sobre lo que he reflexionado muchas veces, después de llevar años acompañando a pacientes y cuidadores en trayectorias de final de vida, es inevitable hacerlo. Yo no quiero estar sola, quiero que me toquen, quiero poder decir adiós, y que me lo digan. Quiero saber y poder opinar. Quiero que me atienda un médico entero, que sepa darme información sin engañarme y sin quitarme la esperanza, quiero un equipo fuerte, en el que pueda apoyarme. Quiero que alguien con empatía les explique a mis familiares que no estoy muerta todavía, que pueden hablar a mi lado, que se pueden besar, abrazarse y abrazarme. Que morir, como nacer, es un hecho que nos iguala a todos, que es normal y por tanto deben comportarse con normalidad. Que puede que oiga las risas, y también los llantos, que siento cuando me cogen la mano, y que me gusta sentir vida a mi alrededor. Y quiero que alguien se ocupe de ellos cuando yo me vaya, que les explique lo que tienen que hacer, que les ofrezca una infusión, que les diga que está ahí para lo que necesiten. Y, sobre todo, que sea alguien que no llore. Alguien con quien pueden contar. Todo eso quiero. Y sé que es posible.

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  2. algunos mensajes en tuiter han sido

    https://twitter.com/HaraEnfermera/status/935976594421796865

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  3. Me encanta, suscribo hasta la última coma. A cada uno de los que he podido acompañar en el último viaje hemos tratado de acompañar de esa manera. Aún recuerdo la cara de las enfermeras y doctoras del Servicio de Hematologia del Hospital Carlos Haya de Málaga tras 24h seguidas de concierto de piano ininterrumpido y perfume de lavanda de Lancaster en el ambiente. El Cielo es la Memoria.

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  4. Hola Irene, soy también fisio, y en ocasiones también he pensado en esas voluntades anticipadas. Yo lo veo de otra manera, lo veo más como una propuesta porque los que deben aceptar hacer mis voluntades son las personas que se ocuparán de mi. La muerte es un momento duro para muchas personas, es que podrán soportar en un día tan triste mis peticiones. Si yo tuviera la voluntad de que se hiciese algo pediría a las personas más ligadas a mi emocionalmente si están o no de acuerdo. Al fin y al cabo yo no me enteraré de nada. Qué piensas?

    Un saludo.

    Carlos Villel Moreno

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