¿Cuándo cambiamos de lado la mesita de noche?

Este mes nos gustaría plantearos una de las discusiones con más ardor que tenemos en el equipo de larga estancia y de residencia (nota en cursiva añadida tras el segundo comentario), y que para «nuestra desgracia» nos encontramos bastante a a menudo.

Y es en el caso de una persona con infarto cerebral y hemiplejia residual, si cambiamos al lado no pléjico la mesita de noche. La más purista dice que nunca, y la más benévola dice que ya.

Nosotros aún no hemos llegado a un  acuerdo. Es mas, acabamos siempre discutiendo y, para acabar la discusión como que casi vamos a decidir echarlo a la pajita más corta o a los chinos, para así no discutir. Porque siempre nos prometemos traer para la siguiente reunión evidencia que defienda la posición propia, pero para qué mentir, nunca lo hacemos. Así que seguimos discutiéndolo.

Por eso nos gustaría conocer vuestra opinión, si alguien nos puede sacar de dudas, y así acabar nuestras discusiones. Y si no, nos encantará discutir también en este foro, que para esto es.

Acerca de osmachope

Médico geriatra, y en los tiempos libres, que son pocos, un poco de todo. Trabajo en el servicio de geriatría del Consorci Sanitari Garraf https://gericsg.com

4 comentarios en “¿Cuándo cambiamos de lado la mesita de noche?

  1. Hola, antes de nada, enhorabuena por construir un blog multidisciplinar, enfocado a debatir qué es lo mejor para el paciente, con el objetivo de optimizar la atención centrada en el paciente geriátrico, aunque en esta ocasión, vaya más enfocado hacia la neurología.
    Como fisioterapeuta dedicado al mundillo este de la neurología, dando respuesta al planteamiento que realizáis en la entrada, sólo puedo responder que depende.
    Y depende del tipo de paciente, del perfil al que estemos haciendo referencia (grado de afectación, características funcionales, problemas estructurales…), y sobretodo de los objetivos que tengamos como profesionales, consensuados con el paciente y la familia. También dependerá del tipo de entorno, no sólo como espacio físico (que también), sino como espacio familiar (número de visitas familiar, amigos, conocidos y de los mismos profesionales). Y por supuesto, acabo planteando que dependerá del tipo de actividad que le pidamos, o que el mismo paciente quiera o pueda realizar por iniciativa propia.
    Dicho esto, y tomando perspectiva de la situación del paciente, todos tenemos claro que la estimulación del lado pléjico es mejor que la no estimulación, y que todos queremos conseguir la máxima autonomía del paciente, pero eso no significa dejar todos los utensilios de la mesita de noche cerca del lado no afecto de tal manera que el paciente mueva lo más mínimo para conseguir su acto voluntario.
    La evidencia nos habla que cuanto antes actuemos en la movilización activa del paciente, mejor pronóstico funcional tiene, siempre y cuando se encuentre en una situación estable tras el ACV. Y si esa movilización no puede ser activa, mejor una pasiva (respetando siempre el dolor o espasmo) que no hacer nada.
    Por tanto, yo sí cambiaría su entorno de tal manera que fuera terapéutico, no es cuestión de benevolencia, es cuestión de aunar criterios e intervenir de manera precoz, invirtiendo ese tiempo de actuación como una futura mejora en la calidad de vida de la persona.
    A la espera de leeros en otras intervenciones de compañeros profesionales de la salud, que me interesa el tema.
    Saludos

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  2. Tengo que estar de acuerdo en lo que fisioaso ha expuesto brillantemente en el comentario previo. No obstante, me gustaría aportar algún comentario dentro del “depende”.
    Me hubiera gustado que el autor del blog hubiese planteado la pregunta de manera más abierta con un “¿qué hacemos con la mesita de noche tras un ictus?”…y no entrar sólo en el tema de la hemiplejia. Puede parecer obvio que lo importante es la focalidad motora, pero creo que la clave está en los detalles. Si el ictus ha tenido una etiología de pequeño vaso subcortical (un infarto lacunar) y el paciente presenta un síndrome hemimotor puro, las explicaciones de @fisioaso vienen al pelo. La movilización precoz (activa o pasivo) son fundamentales en la recuperación funcional, y ahí nuestros colegas los fisioterapeutas tienen un rol fundamental.
    Pero… ¿si el paciente presenta un ictus cortical en territorio de la arteria cerebral media derecha con lesión del lóbulo parietal? En este caso, la presencia de hemiparesia asociada a un síndrome de heminegligencia es un fenómeno habitual.
    En estos casos, el cerebro deja de tener consciencia de la existencia del mundo situado en a la izquierda de su línea media…los fenómenos que suceden en ese “hemimundo” son ignorados o (sorprendentemente) trasladados por algún tipo de “magia” al hemimundo consciente derecho. A esto último se le denomina alestesia perceptiva… Podemos tocar o pinchar en el brazo izquierdo y el paciente nos comunicará que está notando un pinchazo en el brazo derecho…curiosamente en la región homóloga a la que hemos estimulado. Es difícil comprender qué pasa en el extraño mundo de un paciente con heminegligencia, pero esta claro que situar la mesilla de noche en el lado parético no tiene sentido…ese hemimundo no existe y los “extraños” fenómenos que sucedan ahí podrían generar confusión y desorientación a un paciente que está en proceso de recuperación.
    No me quiero extender más…pero ¿y si el paciente presenta lesión en el lóbulo frontal y está desinhibido con agitación psicomotora? Ahí es obvio que la mesilla debería estar en el lado con la focalidad motora. Pero…¿y si presenta una hemianopsia densa asociada a la hemiaparesia? Ahí sería más interesante que la mesilla estuviese localizada en el lado sano…
    En fin, como puede intuirse una adecuada exploración neurológica y una hipótesis de la áreas lesionadas son elementos indispensables para poder valorar qué es puede ser lo mejor para el paciente… En definitiva, pues eso, “depende”.

    Enhorabuena Oscar por el blog y un fuerte abrazo desde los madriles.

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    1. Lo primero muchas gracias por las aportaciones anteriores, que son muy claras. Como bien dice @FisioAso cuanto antes empiece la rehabilitación tras el infarto cerebral estable es mejor, y ésta debe ser consensuada y conocida por el usuario. La rehabilitación no consiste en «putear» a alguien que está probablemente chocado por lo sucedido, por lo que hay que adaptarse al usuario, y con ello creo, que antes de empezar a «jugar» no sólo con el sitio de la mesita de noche, sino también incluso desde donde uno se presenta debe ir cambiando según la adaptación a la nueva situación, y como bien ha explicado @daperezm, dependiendo sobre todo de las lesiones acompañantes. Aquí quiero reivindicar el papel, no sólo del fisioterapeuta, que ya se ha contado, sino también de la terapia ocupacional, ya que la adaptación a la nueva realidad es indispensable para el éxito de la persona, y ayudar a conseguir la máxima independencia es fundamental. También loar la labor de la logopedia, para trabajar los posibles problemas en la comunicación, con lo que se facilita el trabajo global.
      Considerando esto tengo que sumarme a las dudas que plantea @daperezm de donde colocar la mesita. No depende sólo de la afectación motora, sino que también depende del tipo de lesión asociada que se ha producido, que como muy bien ha explicado, no siempre sólo hay hemiparesia-hemiplegia, sino de los otros síntomas acompañantes, como hemianopsias, heminegligencias… como tan bien ha explicado.
      Para finalizar tengo que pedir disculpas, porque como bien plantea @daperezm, he formulado mal la pregunta. He cometido un error de bloguero novato, no leer las cosas 20 veces, y asumir que las cosas las daba por sabidas.
      La duda de la colocación de la mesita se nos plantea en la larga estancia, o en domicilio. Es decir, cuándo damos por finalizado la terapia. Porque como se explica en neurowikia.es, portal que considero de obligado seguimiento en toda persona interesada en la neurología, en su apartado rehabilitación http://www.neurowikia.es/content/rehabilitaci%C3%B3n-en-el-ictus habría un límite de tiempo para mejorar.
      De ahí la duda, y por tanto la rectificación en el enunciado.
      Muchas gracias y perdón por el error. Aunque creo que gracias a él hemos podido aprender cosas.

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  3. ¿Y si ponemos dos mesillas? Una a cada lado. Pequeñas para que no estorben al personal. De esta manera podremos usar una para aquello que tenga que estar a mano (en ámbito hospitalario o residencial podría ser el pulsador de llamada) y la otra en la que haya objetos que no sean imprescindibles pero útiles de manera que se estimule la utilización de ese espacio como parte terapéutica.

    Todo esto, claro está, teniendo en consideración lo que los dos David han comentado ya.

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